“La Medicina Intensiva es una actividad indispensable para mantener la salud de la población, como se puso en valor durante la pandemia del COVID-19. Los profesionales de las UCI somos conscientes de cómo los cambios en el medio ambiente están cambiando la práctica clínica; y también de que nuestra propia actividad, aunque indispensable, debe realizarse dentro de unos estándares medioambientales óptimos”, explica el doctor Ricard Ferrer, jefe del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. “Para ello, hay que adaptar los Servicios para atender las nuevas patologías que lleguen asociadas al cambio climático y la posible evolución de las que ya atendemos. Esto debe hacerse tanto estructuralmente, para poder atender picos de demanda en los meses más calurosos, como formándonos aún más en su diagnóstico y tratamiento”.